2 de Eleasias, mediodía
El grupo llega hasta las colinas cercanas a Nevesmortas, acompañados de Soluin el guerrero, guardaespaldas del Dr. Helegond, académico de la Universidad de Argluna que investiga las antiguas civilizaciones que habitaron el Norte antes de la Marca.
La lluvia comenzó a caer copiosamente sobre la zona, provocando percances entre los compañeros menos preparados para estas eventualidades. En las colinas, el teniente Ithadan les informa que los pastores de Nevesmortas contrataron una compañía de jóvenes aventureros, “La Compañía del Martillo Veloz” para enfrentar el problema de los dracos; los 3 cadáveres esperando a la carreta del cementerio son la mitad de los desafortunados aspirantes a héroes.
Ithadan ha deducido que los dracos están guiados por algún tipo de poder, ya que atacan estratégicamente y explotando las debilidades de sus adversarios, cosa rara en los comúnmente depredadores dracos. Junto a Ithadan hay un jinete de grifo del 2º de Caballería Aérea de Arn, que se ofrece escoltar a la compañía del Fénix en su búsqueda de las bestias.
Hacia el final del día, y viendo que el aguacero no arreciaba, el soldado lleva al grupo hasta su cuartel a los pies de las montañas.
3 de Eleasias
En la mañana, el sargento Glaun y el resto de los jinetes de grifo (3 jóvenes más incluyendo al soldado que los guió) les cuentan que hace mas de una semana el Capitán Arick y el resto de los jinetes más veteranos partieron al este para dar caza a los dracos, lamentablemente, ni soldados ni monturas volvieron, por lo que la Dama Lanzagélida les prohibió expresamente patrullar esa zona hasta no saber con certeza cual era la amenaza. El grupo se pertrecha y parte decidido hacia el este, luego de solicitar autorización a la Condesa el sargento Glaun envía a sus jinetes para acompañar a los héroes.
Luego de algunas horas de rastreo bajo la lluvia, el grupo es emboscado por los dracos, pero reaccionan rápidamente combatiéndolos desde la tierra y desde el aire, hasta vencerlos.
A los pies de las Nezher, los héroes encuentran una gran empalizada semicircular junto a una formación rocosa elevada, piedrecillas sueltas hacen difícil (y ruidoso) cualquier intento de ascender a ellas a pie.
Salvando estos obstáculos, la Compañía planea una estrategia de ataque aprovechando los grifos que los acompañan, por lo que sobre los lomos de las monturas pasan encima de la empalizada y comenzará una cruenta batalla, de la cual los bardos han hecho tantas canciones, que el trovador sabrá relatar con más talento lírico que este humilde cronista de su Majestad. Volviendo a los hechos, se peleó duramente contra una avanzada de ogros y orcos de Oboldo Muchas Flechas, pero incluso peor que la magia del ogro hechicero, las largas cortinas que cubrían la gruta dieron paso a un guerrero como pocos que han pisado Faerún: el príncipe Úgrezh, el 8º y menor hijo del rey Oboldo.
Peleó el bárbaro como solo los orcos saben hacerlo, pero no le valió ante la valentía y el número de la Compañía del Fénix. Finalmente cayó en el bosque que hoy llamamos “del Orco Muerto” donde la magia y la espada pusieron fin a sus crímenes. Finalmente, el grupo volvió a la cueva liberando a los prisioneros que mantenían los orcos, y dando honras fúnebres al Capitán Arick y sus hombres, que fueron encontrados asesinados, todavía sujetos a sus fieles monturas, alrededor del campamento.
CONTINÚA ESTA CRONOLÓGICA RELACIÓN
Tharanduil el ciego, Escriba del Reino.
